Recientes acontecimientos están poniendo de relieve el papel clave de la tecnología de la información en los hábitos de vida y de consumo, pues los usuarios ya demandan contenido en la Red de manera ininterrumpida. El avance de tecnologías como la nanoelectrónica o los equipos inteligentes permite a los objetos ser conectados y ser controlados a distancia independientemente de dónde se encuentren. El uso de Internet para conectar objetos se conoce como el Internet de las cosas (Internet of things o IoT). Es un mundo casi mágico donde lo real y lo virtual confluyen para hacer inteligentes la energía, el transporte o las ciudades, sin ir más lejos.

Todo es susceptible de interconexión

Si bien por un lado es cierto que el Internet de las cosas se impone en la jerga de la tecnología, no lo es menos que no todo el mundo conoce el significado de ese término. Para quien se encuentre en ese segmento de la población, se trata de algo en principio tan elemental como hacer posible que todas las cosas que aportan una utilidad en la vida diaria estén conectadas a Internet.

Y no solo puede hablarse ya de aparatos electrónicos como smartphones, tabletas, ordenadores portátiles, dispositivos multimedia, televisiones, etc., sino que la colección puede hacerse extensible a todo tipo de objetos por compartir idéntica aptitud para su interconexión en la Red.

El Internet de las cosas y los wereables ya impregnan los hábitos de vida

2014, el año del despegue

Sin duda, 2014 está dejando la impronta de haber sido el año de despegue del Internet de las cosas, dibujando un escenario en el que una enorme masa ciudadana se ha incorporado a la dinámica de conectarlo todo. Ello puede explicarse, en buena medida, por la conjugación de dos impulsos tecnológicos que venían gestándose desde años atrás:

  • Para que un objeto pueda conectarse a Internet necesita estar dotado de una dirección IP, como es obvio, que representa la clave de identificación del aparato en el ciberespacio para poder transmitir datos. Esa necesidad ya ha podido ser satisfecha.
  • Los costes que hacían inviable la explosión del Internet de las cosas han sido muy atenuados por la fabricación de chips baratos y energéticamente eficientes, que hacen posible la conexión vía Wi-Fi o a un teléfono celular de cualquier objeto imaginable.

Adiós a los sobresaltos

El Internet de las cosas es un escenario donde todo lo animado e inanimado dispone de unos identificadores únicos, cadenas de datos alfanuméricos asociados inequívocamente a una sola entidad que se almacenan en un sistema. De esta forma puede accederse a los elementos constituyentes de ese objeto, animal o persona para interactuar sin necesidad de mediar relación interpersonal o persona-ordenador.

La extensión de estas ingentes posibilidades tecnológicas a todo lo que existe será la espoleta para que pueda denominarse a la Tierra planeta inteligente. Resulta escalofriante la multitud de ejemplos de sucesos habituales en los que la intervención de esta tecnología transformaría totalmente las consecuencias de estos. Hasta tal punto que el robo o extravío de un objeto sería casi intrascendente, pues gracias a los wearables conoceríamos de inmediato su paradero.

Dado que cualquier ciudadano vive asociado, en mayor o menor intensidad, a varios miles de objetos, su identificación electrónica permitirá mantener un cordón umbilical permanente con ellos, como ya sucede por ejemplo con las etiquetas RFID o los códigos QR.

Internet de las cosas, la estrella entre las tendencias tecnológicas para 2015

Internet de las cosas es un reto enormemente singular que acapara la máxima expectación entre las tendencias que depara 2015 dentro de la esfera tecnológica. Pero no es menos cierto que su definitiva consolidación, de la que nadie duda, requiere la máxima implicación de usuarios y consumidores para que esta auténtica revolución de la cotidianeidad deje de ser noticia por formar parte de la normalidad.

La irrupción de los wearables

Dentro de este contexto de tendencias para 2015, debe prestarse especial atención a los dispositivos wearables y el movimiento Maker, cuyo desarrollo depende en gran medida de la iniciativa de los usuarios.

El uso masivo de dispositivos de los wearables está destinado a modificar sustancialmente el consumo de tecnología. Mientras que los todavía preeminentes smartphones aglutinan lo que los usuarios necesitan en un único aparato, los wearables exigirán una variedad de objetos electrónicos conectados.

En lo que respecta al movimiento Maker, se basa en el reto de dotar de inteligencia a la vida diaria para lograr que el Internet de las cosas se establezca como algo intrínseco a esta. Pero obviamente, las empresas tendrán que simplificar los modos de uso y reducir los precios para que este modo de vida sea asequible.

Una lógica demanda de seguridad

Asimismo, será potestad de las empresas hace calar en la mente del usuario medio que el tráfico online de ese volumen de información no entraña riesgos y es seguro. La información vertida en la Red alcanzará magnitudes vertiginosas y habrá de contar con un fuerte parapeto de garantías frente a los siempre amenazantes hackers.

La imparable expansión del IoT

Entre las diez tendencias claves para 2015 en el sector de las tecnologías de la comunicación y la información, se prevé que el Internet de las cosas tenga un efecto dominó que estimule el desarrollo de modelos de conexión. Está llamado a ser el epicentro del negocio digital y replicarse en ámbitos industriales y operativos.

Una reciente encuesta de espectro mundial sobre IoT reveló el siguiente panel de resultados entre los ejecutivos de empresas:

  • El 44% aún no ha oído hablar del IoT.
  • El 30% lo conoce pero no está familiarizado con el concepto.
  • El 26% tiene pleno conocimiento de este.

Dicha estadística está condenada a dar un vuelco en 2015 por el efecto multiplicador de los datos que mostrarán los aparatos conectados, hasta el punto de que se prevé que en 2015 haya casi 5.000 millones de objetos conectados. Para ello será determinante que los sectores de fabricación de bienes y las administraciones públicas están destinados a invertir intensamente en la creación de procesos fabriles e implementación de ciudades inteligentes.

Está claro que el Internet de las cosas va a ser fuente de grandes ventajas, ofreciendo información sin límites en tiempo real y ejerciendo un impacto económico sobre consumidores, empresas y autoridades una vez adquieran el necesario dominio de esta tecnología.

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